Los últimos estudios sobre comportamiento animal dicen que los pulpos son inteligentes y juguetones.
Un pulpo es un invertebrado y un molusco. Por lo tanto, está en la misma categoría que las almejas y las ostras. Pero supera con mucho a otros invertebrados en su capacidad de despertar afecto y fascinación en los humanos. Los últimos estudios dicen que los pulpos juegan, tienen diferentes personalidades y son grandes imitadores.
Jennifer Mather, profesora asociada de psicología y neurociencia de la Universidad de Lethbridge en el Canadá, informó ante la Sociedad de Comportamiento Animal en julio que los pulpos participan de un comportamiento de juego. Los hallazgos de Mather demuestran que tienen una relativa complejidad mental que se considera dominio de los mamíferos jóvenes. Los pulpos, entonces, son inteligentes.
Mather describió sus observaciones de un pulpo en un acuario. El animal llevó deliberadamente una botella a la corriente de agua del tanque, la observó flotar y alejarse con la corriente y la llevó de vuelta al mismo lugar. Repitió la acción una y otra vez. Si eso no es comportamiento lúdico, dijo la investigadora, no sé qué es. Según
Jennifer Mather y
Roland Anderson, biólogo del acuario de Seattle, en los Estados Unidos, los pulpos podrían ser clasificados e interpretados según tres diferentes humores temperamentales: pasivo, agresivo y paranoide. Trabajando con pequeños pulpos rojos, los investigadores testearon reiteradamente a 44 individuos en 19 circunstancias definidas. Probaron cómo reaccionaba cada pulpo cuando alguien abría su tanque y miraba dentro; cómo respondía a una amenaza, por ejemplo, cuando lo tocaba con un cepillo áspero; y con qué rapidez se arrojaba sobre una presa, un cangrejo. Algunos pulpos atacaban el cepillo y capturaban el cangrejo apenas lo veían. Los investigadores los rotularon como agresivos. Otros se encogían ante el cepillo y esperaban hasta estar solos, después del anochecer, para comer sus cangrejos. Fueron llamados pasivos. Y otros, los paranoides, respondían a una amenaza echando un chorro de tinta y huían velozmente. Cada animal mantuvo una consecuencia en su comportamiento de una ronda de pruebas a la siguiente.
Hasta ahora, los especialistas conocen unas cien especies de pulpos (octópodos), y sospechan que podría haber otras cien más, todavía no conocidas. Ellos (los pulpos) tienen ojos grandes, casi humanos, ojos que miran, con pupilas que se dilatan y contraen. Su manto, el gran saco que sale de los brazos, hace pensar en un gigantesco cerebro. Pero, en realidad, el manto de un octópodo guarda los órganos internos del animal. Y la cabeza es una pequeña protuberancia entre los ojos.
Los pulpos no son aburridos, pero son comunes. Abundan en todos los mares de la tierra y viven tanto en aguas bajas como en aguas profundas. Tienen mucha capacidad para camuflarse: pueden pasar del color naranja al verde, al blanco y al azul, en una fracción de segundo. Mientras la mayoría de los animales que cambian de color, como el camaleón, confían en señales transportadas por la sangre, que demoran algunos segundos en llegar a la piel, el octópodo maneja el cambio con su sistema nervioso. Su piel tiene unas células llamadas cromatóforos, que tienen pequeños sacos de pigmentos rojo, negro y amarillo. Con una simple contracción que provoca un impulso nervioso, los cromatóforos liberan una mezcla de aquellos pigmentos y la nube de color rodea al pulpo. Para ampliar aun más la gama de disfraces, la piel está salpicada de células cristalinas que reflejan la luz exterior.
Además, los músculos dérmicos pueden plegar instantáneamente la piel para que parezca arena o coral; o alisarla para que se asemeje a una piedra. Recientemente científicos australianos han descubierto un espectacular grupo de pulpos, llamados pulpos imitadores, que pueden cambiar de forma para personificar otros animales marinos. Los imitadores pueden adoptar la apariencia de un lenguado, un camarón, una serpiente marina, una raya, una estrella de mar o un cangrejo gigante. Es que usan su camuflaje no sólo con fines defensivos, sino también a la manera de un lobo con piel de cordero, para cazar mejor.
(c)The New York Times.
Traducción: Ofelia Castillo
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