Tibor Chaminaud -Cuentos del hormiguero-
Published Sunday, May 29, 2005 by Spyder | E-mail this post
Cuando nos dimos vuelta tuvimos la sensación –yo la tuve y pienso que vos también- que de esa habitación del navío no saldríamos con vida. El enorme pulpo que minutos antes huyera hacia las rocas había retornado y colocado justo en la abertura de lo que fuera antigua puerta, nos tapaba toda posibilidad de salida. Uno de sus tentáculos, enorme como un inmenso brazo, se movía en el suelo, muy cerca nuestro, mientras el animal nos observaba detenidamente con sus ojos, en ese momento, dos grandes discos de fuego.
Complicando aún más la situación sentimos como el mar regresaba. Se percibían sus golpes acompasados, inconfundibles, afuera, sobre un costado del viejo navío.
Levantando la vista vi por el viejo ojo de buey como grandes olas de varios metros de altura iban acercándose desde unos doscientos metros de distancia. Presa de pánico, intentamos huir. Frente a nosotros, el pulpo continuaba cubriéndonos todo escape posible, como si se diera cuenta que cuando el mar lo cubriera todo quedaríamos inermes a su merced.
Desesperado y sin otra escapatoria, avancé de golpe, metiéndole violentamente en uno de los ojos, a manera de furibunda puñalada ósea, todo el fémur, casi hasta la mano derecha. Tocado de improviso, el animal se contrajo y por el pequeño espacio que nos dejar, intentamos escapar.
Yo lo logré, pero a vos el bicho alcanzó a tomarte instintivamente de un brazo. Tu grito feroz y desgarrante me paralizó por breves segundos. Dándome vuelta, alcancé a ver por última vez tu hermoso rostro y tus ojos ensimismados por el profundo terror.Quise librarte, pero todo fue en vano. El enorme pulpo, aprisionándote te arrastró hacia la montaña de agua que avanzaba a escasos cincuenta metros de distancia.
Nadie en mi lugar podría haber hecho algo. Si no hubiera sido por el mar que volvía enfurecido tal vez podría haber obligado al animal, atacándolo con el hueso que aún empuñaba, a que te soltara y de ese modo nos habríamos salvado los dos, pero perseguirlo ahora, adentrándome con él en las olas embravecidas era un suicidio inútil. El primer golpe de agua me hubiera arrojado a varios metros de distancia y en pocos instantes yo también habría muerto.
Tibor Chaminaud –Cuentos del hormiguero-
Tibor Chaminaud
Escritor, poeta y artista plástico argentino, nacido en la Ciudad de Córdoba el 29 de enero de 1922. Actualmente reside en la Ciudad de Buenos Aires, y es abogado y Juez de la Nación, en situación de retiro.
Radicado en la Ciudad de Rosario a partir de 1940, concurre al taller del reconocido pintor español Fornells, y se perfecciona en dibujo y perspectiva con el arquitecto Sinópolis, quien durante largos años fuera Director del Museo de Bellas Artes de esa importante ciudad argentina.
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