Pulpo -Curiosidades- La parada de los monstruos
Published Monday, March 26, 2007 by Spyder | E-mail this post
Pasen y vean señores!! Lo más horrando, lo más inaudito, lo más sorprendente… todo lo que usted nunca se atrevió a imaginar. Si entran podrán ver a la mujer barbuda, al hombre pulpo, al hombre más pequeño del mundo, al hombre de las dos caras, y muchos más extraordinarios casos de la naturaleza. Pasen y vean señores!!
La web es la Phreeque y es una especie de recopilación de la parada de los monstruos.
En nuestro caso presentamos el caso del filipino Rudy Santos, más conocido como “Octoman”. El cual tenía tres piernas y cuatro brazos, aunque una de sus piernas estaba cortada por debajo de su rodilla. De su esternón salen los dos brazos y ahí también tiene una oreja junto a algo de cuero cabelludo (¡no se piensen que es otra cosa!).
¿Por qué suceden estos casos? Suelen ser consecuencia de un embarazo de gemelos donde un embrión acaba asimilando al otro.
Aquí hay un fragmento de un libro de Stephen King, donde se trataba el mismo asunto.
"Albertson aplicó succión, despejando de sangre la zona. Al fondo del quirófano, el equipo de monitores emitía sus pitidos rítmicos, monótonos, reconfortantes. De pronto fue su propia respiración lo que succionaba. Fue como si le hubieran dado un puñetazo en la boca del estómago.
- ¡Oh, Dios míol ¡Jesús! ¡Dios santo! —Albertson se encogió un momento, para volver a acercarse después. Sobre la mascarilla y tras las gafas de concha, abrió unos ojos como platos, brillantes de súbita curiosidad—. ¿Qué es esto?
- Me parece que ya lo ves —replicó Pritchard—.Sólo que se necesita un momento para acostumbrarse. He leído acerca de casos como éste, pero no esperaba encontrármelos nunca.
El cerebro de Thad Beaumont mostraba el color del borde externo de una concha, un gris intermedio con un levísimo toque rosado.
Sobresaliendo de la fina superficie de duramadre había único ojo humano, ciego y deforme. El cerebro latía ligeramente y el ojo con él. Parecía como si tratara de hacerles un guiño. Era esto —la visión del guiño— lo que había hecho huir del quirófano a la enfermera ayudante.
- Dios santo, ¿qué es? —preguntó de nuevo Albertson.
- Nada —respondió Pritchard—. En algún momento debió de formar parte de un ser humano vivo, pero ahora , no es nada. Nada más que un problema. Afortunadamente se trata del tipo de problema que podemos solucionar.
El doctor Loring, el anestesista, dijo:
- Me da permiso para mirar, doctor Pritchard?
- ¿Sigue estable?
- Venga, pues. Es algo digno de contar a los nietos. Pero dése prisa.
Mientras Loring echaba un vistazo, Pritchard se volvió hacia Albertson.
- Dame la Negli. Voy a abrir un poco más. Así podremos explorar. No sé si conseguiré sacarlo entero, pero haré todo lo que pueda.
Les Albertson, en funciones de enfermera jefe, puso la recién esterilizada en la mano enguantada cuando éste se la pidió. El cirujano—que tarareaba ahora el tema musical de Bonanza entre dientes— actuó sobre la abertura rápidamente y casi sin esfuerzo, mientras consultaba sólo de forma esporádica el espejuelo de tipo dental montado al final de la sonda y trabajaba casi exclusivamente al tacto. Albertson explicaría más tarde que nunca había presenciado una intervención sobre la marcha tan escalofriante como aquélla.
Además del ojo, encontraron parte de un tabique nasal, tres uñas y dos dientes. Uno de los dientes presentaba pequeña cavidad. El ojo siguió latiendo y tratando de hacer guiños hasta el momento en que Pritchard aplicó el escalpelo de aguja para pincharlo primero, y extirparlo a continuación. Toda la intervención, desde la trepanación hasta la extirpación, duró apenas veintisiete minutos."
La mitad oscura –Stephen King-
La web es la Phreeque y es una especie de recopilación de la parada de los monstruos.
En nuestro caso presentamos el caso del filipino Rudy Santos, más conocido como “Octoman”. El cual tenía tres piernas y cuatro brazos, aunque una de sus piernas estaba cortada por debajo de su rodilla. De su esternón salen los dos brazos y ahí también tiene una oreja junto a algo de cuero cabelludo (¡no se piensen que es otra cosa!).
¿Por qué suceden estos casos? Suelen ser consecuencia de un embarazo de gemelos donde un embrión acaba asimilando al otro.
Aquí hay un fragmento de un libro de Stephen King, donde se trataba el mismo asunto.
"Albertson aplicó succión, despejando de sangre la zona. Al fondo del quirófano, el equipo de monitores emitía sus pitidos rítmicos, monótonos, reconfortantes. De pronto fue su propia respiración lo que succionaba. Fue como si le hubieran dado un puñetazo en la boca del estómago.
- ¡Oh, Dios míol ¡Jesús! ¡Dios santo! —Albertson se encogió un momento, para volver a acercarse después. Sobre la mascarilla y tras las gafas de concha, abrió unos ojos como platos, brillantes de súbita curiosidad—. ¿Qué es esto?
- Me parece que ya lo ves —replicó Pritchard—.Sólo que se necesita un momento para acostumbrarse. He leído acerca de casos como éste, pero no esperaba encontrármelos nunca.
El cerebro de Thad Beaumont mostraba el color del borde externo de una concha, un gris intermedio con un levísimo toque rosado.
Sobresaliendo de la fina superficie de duramadre había único ojo humano, ciego y deforme. El cerebro latía ligeramente y el ojo con él. Parecía como si tratara de hacerles un guiño. Era esto —la visión del guiño— lo que había hecho huir del quirófano a la enfermera ayudante.
- Dios santo, ¿qué es? —preguntó de nuevo Albertson.
- Nada —respondió Pritchard—. En algún momento debió de formar parte de un ser humano vivo, pero ahora , no es nada. Nada más que un problema. Afortunadamente se trata del tipo de problema que podemos solucionar.
El doctor Loring, el anestesista, dijo:
- Me da permiso para mirar, doctor Pritchard?
- ¿Sigue estable?
- Venga, pues. Es algo digno de contar a los nietos. Pero dése prisa.
Mientras Loring echaba un vistazo, Pritchard se volvió hacia Albertson.
- Dame la Negli. Voy a abrir un poco más. Así podremos explorar. No sé si conseguiré sacarlo entero, pero haré todo lo que pueda.
Les Albertson, en funciones de enfermera jefe, puso la recién esterilizada en la mano enguantada cuando éste se la pidió. El cirujano—que tarareaba ahora el tema musical de Bonanza entre dientes— actuó sobre la abertura rápidamente y casi sin esfuerzo, mientras consultaba sólo de forma esporádica el espejuelo de tipo dental montado al final de la sonda y trabajaba casi exclusivamente al tacto. Albertson explicaría más tarde que nunca había presenciado una intervención sobre la marcha tan escalofriante como aquélla.
Además del ojo, encontraron parte de un tabique nasal, tres uñas y dos dientes. Uno de los dientes presentaba pequeña cavidad. El ojo siguió latiendo y tratando de hacer guiños hasta el momento en que Pritchard aplicó el escalpelo de aguja para pincharlo primero, y extirparlo a continuación. Toda la intervención, desde la trepanación hasta la extirpación, duró apenas veintisiete minutos."
La mitad oscura –Stephen King-
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